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domingo, 24 de abril de 2011

El brazo que te falta

—No sé ni para qué voy —me dije mientras caminaba hacia la casa de mi tía Dorothy. La noche estaba bien cerrada y el ambiente húmedo presagiaba lluvia. El frío y el viento me obligaban a levantar las solapas de mi abrigo para cubrirme parte de la cara. No entendía por qué había salido de casa a estas horas, con este tiempo; mucho menos porqué iba a casa de mi tía Dorothy. Detestaba a mi tía Dorothy. Nos había negado a mi madre y a mí un lugar donde...

Oxígeno

Existe cierta confusión entre Alberto y yo sobre una inquisitiva cuestión lanzada por él mientras estábamos sentados la noche de ese sábado en un banco del parque. Me pongo a pensar y se me escapa la risa cada vez que pienso en lo bien que nos reímos aquella noche pero todavía no entiendo por qué solo recuerdo su absurda pregunta y no de qué nos reíamos tanto en aquel banco que ya no sé ni en qué parque se encuentra. Me duele la cara y me froto encima...

En la oscuridad

Tengo verdadero pavor a la oscuridad. También tengo fobia a los cuchillos, pero solo a los romos porque cuando están cubiertos de mermelada de frutas del bosque parece que te estés untando la tostada con coágulos de sangre viscosa, mezclada con jirones de músculo. También evito los terrones de azúcar, flotando sobre el café, absorbiendo toda la negrura del mejunje, para luego desaparecer dentro de la taza, regurgitando una burbuja de aire; luego...
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