
La
luz incendiada del atardecer se filtra por las rendijas de la persiana,
atraviesa las cortinas salmón e ilumina una estampa confusa por la
niebla.
Rodrigo
aún está encaramado a la cama desecha, a cuatro patas, ofreciéndome su
trasero desnudo mientras su enorme miembro cuelga entre sus piernas,
junto a la también enorme bolsa escrotal que le pende.
Contemplo
...